sábado, 6 de diciembre de 2014

Mitos y educación; los lugares del deseo y del conocimiento

Cada sociedad construye sus formas básicas de clasificación del mundo, y ello se manifiesta en sus dramas sociales -una forma de expresión colectiva- y en la invención de sus protagonistas, es decir, en sus mitos. En consecuencia, el asunto es el siguiente: para quién se produce el mito y quién se identifica con sus personajes. En este trabajo pretendo revisitar algunos mitos clásicos de la cultura griega y hebrea, que hacen referencia al conocimiento y su adquisición por parte de la humanidad, discutiendo brevemente bajo qué formas se nos presentan hoy, qué lecturas hacemos de los mismos en la cotidianidad educativa, y qué lecturas deberíamos hacer. Descargar el artículo.

sábado, 29 de noviembre de 2014

La escuela que queremos.

Cierre, a manera de conclusión, de los textos elaborados en 2009 para el curso "Realidad Educativa Nacional" (FHCE_UDELAR). Tras los artículos presentados (Contexto Crítico: la categoría y sus (d)efectos, Auscultando el rol docente y Elogio de la participación) y el análisis realizado, parece necesaria la revisión de un dispositivo didáctico que no está ideado en función de la relación escuela-medio, sino desde una idealización de la docencia que hace agua y que resulta contraproducente por darse de frente con la realidad. Una revisión que no debe quedar exclusivamente en manos de los didactas, pues también debe sostenerse en una mirada multidisciplinar sobre las realidades, en la búsqueda del establecimiento de políticas educativas que articulen la posibilidad de ser de la educación. Descargar el artículo.

Elogio de la participación.

Tercera entrada relacionada con los textos elaborados en 2009 para el curso "Realidad Educativa Nacional" (FHCE_UDELAR). En esta oportunidad abordo el tema de la participación. En la búsqueda de un nuevo contrato para la escuela pública se hace necesario reestructurar las instancias de participación intraescolares y fundamentalmente las de participación “extramuros”, es decir, reestructurar las relaciones entre sociedad y escuela asignando deberes y obligaciones, concertando objetivos y funciones, de manera tal que en las escuelas se recuperen las prácticas de enseñanza y aprendizaje como elementos nucleares de su actividad. Si la comunidad no se ve comprometida activamente con la escuela, si esta no le abre espacios para participar, poco podrán hacer los docentes trabajando en solitario. Y cuando al interior de la institución escuela sus actores sienten que no pueden educar, que su rol es cuestionado, hacen eclosión las crisis de sentido, la sensación de que el mundo –tal como se lo entendía- se viene abajo y que no hay allí un lugar para ser. Es imprescindible recuperar entre todos los sentidos del acto de educar. Descargar el artículo.

Auscultando el rol docente.

Otro de los textos que elaboré en 2009 para el curso "Realidad Educativa Nacional" (FHCE_UDELAR), en base a entrevistas, refiere al rol docente en las entonces llamadas escuelas de "contexto crítico". En el mismo sostengo que no se le puede pedir a la escuela que venga a subsanar todos los males de la sociedad, ni a los maestros que se constituyan en factotum de tal tarea, so riesgo de potenciar frustración y pérdida de sentidos. Es cierto que la esperanza y el trabajo de una colectividad no se sostiene en impulsos individuales aislados, pero ello que no significa que -discrepando con Terigi (2007:5)- se deba dejar de concebir el trabajo docente como algo “cara a cara”, como un producto casi artístico, en tanto estamos ante una actividad específicamente humana y humanizante. No estoy de acuerdo con abolir la cuota de responsabilidad correspondiente al educador, aunque -ahora sí coincidiendo con esta autora- su trabajo debe desarrollarse en el marco de un sistema que lo sostenga y avale, siendo ese sistema el responsable último de aquello que se pueda aprender en el tránsito por él. Descargar el artículo.

Contexto Crítico: la categoría y sus (d)efectos.

En 2009 elaboré algunos textos para el curso "Realidad Educativa Nacional" (FHCE_UDELAR), los mismos se nutrieron en distintas entrevistas a docentes de educación primaria pública. En el artículo que comparto abordé la cuestión de las llamadas escuelas de "contexto crítico". Concuerdo con Santos y Martinis en que se debe nombrar a las escuelas “por aquello que producen (acceso a la cultura, circulación de saberes, concepción del sujeto de la educación como un igual) y no por el contexto en el cual se encuentran ubicadas” (Martinis, 2005:8) por ello, y por sobre todo, lo que estamos necesitando es repensar la escuela en su relación con el medio urbano y suburbano para proponer políticas educativas y construcciones didácticas que recuperen la centralidad del fenómeno educativo en dichas instituciones, habilitando descubrimientos y realizaciones entre sus sujetos que permitan pensar otra forma de ser de lo real, otros mundos posibles (Ricoeur, 2001). Hay que dejar atrás la cáscara y recuperar la utopía. Descargar el artículo.

viernes, 28 de noviembre de 2014

La evaluación. Más allá del modelo Pisa.

En el marco de la actual discusión pública sobre la educación, y con el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd) articulándose, comparto este trabajo académico de hace algún tiempo, pretendiendo aportar a la reflexión en torno a desde dónde y cómo se debería evaluar el trabajo en educación. Si en general podemos entender la evaluación como “los métodos utilizados para describir y diferenciar lo aprendido por los estudiantes” (Hargreaves 1998:186), consideraré también a la evaluación como los métodos y técnicas que nos permiten valorar y comprender los procesos de enseñanza y aprendizaje entre estudiantes y docentes. Ambas definiciones –no contradictorias- presentan la plasticidad operativa necesaria para el enfoque que sostengo en el presente texto. Más que por una determinada técnica de evaluación, me inclino por un proceso evaluativo que apelando a recursos teóricos y prácticos pueda dar cuenta de la complejidad de los procesos que atraviesan los estudiantes así como de los aprendizajes que se realizan. La evaluación debe ser visualizada como una nueva oportunidad de aprendizaje de la que todos los actores obtendremos inmenso rédito como personas pues apela a la responsabilidad, a la honestidad, ayudando en la construcción de una consciencia crítica y reflexiva, necesaria para todas las instancias de nuestra existencia y para un mundo mejor. Descargar el artículo.

Macunaíma y el cinema novo: pensar las representaciones.

Macunaíma nace negro, indio y pobre, constituyéndose desde su origen en el exponente máximo de marginalidad. Su nula vocación por el trabajo termina por delinear un conjunto de imágenes, y un héroe, totalmente a contrapelo del "hombre económico" formulado por Adam Smith. Semejantes características, sumadas a la pérdida de la figura materna, le llevarán a una peregrinación hacia la ciudad, centro de riqueza altamente industrializada, cuya marca de fábrica es el trabajo asalariado y la enajenación del mismo por parte del capital. Este recorrido entre realidades, que podemos interpretar como un movimiento hacia el desarrollo, exigirá un cambio en nuestro protagonista: para acceder a la urbanidad Macunaíma ha de volverse blanco (y “lindo”) completando el juego de oposiciones dicotómicas entre dos racionalidades, ya míticas, en pugna al interior del ethos occidental: civilización y barbarie. Un artículo que toma como excusa el filme "Macunaíma" (1969) de Joaquim Pedro de Andrade, para abordar mitos, poder y desarrollo desde la representación del otro. Descargar el artículo.